Acabo de volver de una feria de vinos naturales en Piacenza, una pequeña ciudad en el centro-norte de Italia (Sorgente del Vino LIVE 2016). Mi propósito era encontrar distribuidor(es) para mis vinos en Italia. Llevaba tienpo pensando que era un poco absurdo exportar mis vinos a paises tan lejanos como USA y Canadá, y no tener presencia en paises tan cercanos como Italia. Y más absurdo aun, teniendo en cuenta que soy medio-italiano! Italo-escocés para ser exacto!
La Feria
Mi primera y más fuerte impresión de la feria se puede expresar en cinco palabras: a, lu, ci, nan, te!
Me he quedado sorprendido y desbordado por el interés y entusiasmo hacia mis vinos, tando a nivel profesional como a nivel del publico amante del vino. Tocando madera, creo que probablemente haya encontrado por lo menos un distribuidor ya! (*) Pero fue a nivel de publico que más me ha impresionado. El tercer día de la feria me quedaba sin vino, porque lo había vendido casi todo. Y tabajé sin parar los tres días - al final tenía dolor de pies, de estar de pie tantas horas, y dolor de garganta de tanto hablar con la gente.
Mi mesa, vista por detras. |
La verdad es que me siento un poco tonto por haber dejado pasar tantos años antes de empezar a trabajar con Italia. Creo que subconscientemente estaba pensando que en Italia tienen tantos vinos, y tan buenos tantos de ellos, que no habría interés alguno por vinos españoles; además, los vinos españoles tienen mala fama, por ser demasiado alcohólicos, pesados, cabezones y baratos. No es la verdad, claro, pero la realidad es que eso es la fama qie tienen en el extranjero. Por eso mi sorpresa ante tanto entusiasmo!
Pues ahora tengo que ponerme a trabajar. Aparte de negociar con los nuevos posibles distribuidores, tengo que terminar de podar (me quedan 2 ha), y tengo que embotellar unos cuantos lotes de vinos (unoas tres mil botellas en total). Tendré que escalvizar a mi familia y abusar de mis amistades me temo :)
Desgraciadamente no he podido vistar Piacenza, que tenía pinta de ser una ciudad muy bonita. No he visto nada más que la estación de tren, y unas pocas calles alrededor mientras buscaba unos regalitos.
Aprovecho este espacio y momento para dar las gracias a los siguientes viñerones: Andrea Cervini, quien me ha hospedado en su casa en la campiña cerca de Piacenza; Roberto Bragagni y Paolo Babini, quienes aparte de compartir unos buenos momentos y buenas cenas, me han proporcionado muchos contactos y clientes. Si encontráis los vinos de estos tres, recomiendo que los probais! Son todos naturales, sin química, hechos con variedades locales y todos muy expresivos de sus terroirs.
Desayuno espontaneo antes de entrar a trabajar |
Y para terminar, un anécdota tragi-cómica. En el tren de vuelta al aeropuerto, el revisor me hizo bajar de tren (junto con otra decena de extranjeros) porque no habíamos convalidado nuestros billetes en una máquina antes de subir al tren. Yo, siendo italiano, sabía que había que hacerlo , pero se me había olvidado! Pero, alucino que el revisor hizo bajar a extranjeros que no tenían manera de conocer esta extraña costumbre. Encima, la estación donde bajamos estaba sola a 5 minutos del aeropuerto. Menos mal que iba con 4 horas de anticipo, asi que cogí el siguiente tren (una hora después) pagando €2,50 y convalidando el billete en la dichosa maquinita! ¿Qué pensarían esos pobres extranjeros? Especialmente si perdían sus vuelos. Bonito recuerdo de Italia tendrían.
(*) A la fecha de publicar esto, ya he enviado un pallet de vinos a La Pattuglia Enogastronomica, distribuidores de vinos y cervecas naturales, basados en Roma.
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