jueves, 6 de junio de 2013

Nueva Bodega


  ¡Por fin! 

Después de unos dos años de búsqueda, por fin he encontrado una bodega que cumple no solo con mis criterios personales, sino con todos los criterios legales y burocráticos también.
¡No me lo puedo de creer!  Pero firmé el contrato el otro día, así que debe ser verdad!


Firmando el contrato para la nueva bodega

Creo que estoy aun en una especie de estado de shock o de anublamiento existencial! Como cuando te conviertes en papá, o compras una casa nueva, o empiezas un trabajo nuevo (¡o algo así!).

Pero no solo eso. Es mejor aun. Porque la bodega es más allá de mis sueños más surrealistas. Durante los últimos dos años, conforme iba pasando el tiempo, mis aspiraciones se iban haciendo cada vez más pobres, y acabé mirando naves que eran funcionales pero feísimas, es decir naves en políganos industriales de los pueblos. Mis expectativas se redujeron a la mera funcionalidad (mínimo de espacio, luz eléctrica homologada, posibilidad real de obtener una licencia, etc) y se me olvidó todo lo bonito del asunto – la estética, la belleza del edificio, el entorno, posibilidad de llevar visitas y de estar allí y disfrutar, y no solo trabajar!

De allí mi incredulidad. Porque la bodega que hemos encontrado es un edificio histórico en todo el centro de un pueblo no demasiado lejos de Madrid, en la Sierra de Gredos; y que en su día fue una bodega cooperativa, hasta que se fue a la quiebra hace unos dos años.

La nueva bodega! – Vista de enfrente, del otro lado de la calle

El espacio es simplemente enorme – tiene una capacidad para 1,2 millones de litros. Unos 50 conos de hormigón, de obra, de unos 16.000 litros cada uno. Vamos a parecer como ratoncitos en una catedral, porque este año no vamos a usar los conos, sino que haremos vino en nuestros pequeños cacharros artesanales – unos 15.000 litros como mucho!


Vista desde dentro – planta baja

Voy a compartir el edificio, y los gastos, con otro productor de vinos, Daniel Ramos (Finca Zerberos) a quien le pasaba exactamente lo mismo que a mí, es decir estaba buscando un sitio proprio donde poder hacer vino. Nos encontramos por pura casualidad el año pasado en una cata a ciegas en Sotillo de la Adrada, así que nos pusimos de acuerdo en buscar un sitio juntos. Y así fue.


Vista desde dentro – primera planta

Ahora es una carrera contra reloj para preparar el edificio para la vendimia, que vas a ser a mediados de agosto (para el Albillo). Y hay MUCHO trabajo para hacer, ya que el edificio lleva dos años cerrado y está muy sucio; además ya no cumple con todos los requisitos de sanidad, ya que nunca se actualizaron las instalaciones desde el 1958, año en que se levantó el edificio.
Como poco, tenemos que arreglar el tejado, raspar y pintar el techo y paredes, cambiar las instalación eléctrica, reformar el cuarto de baño, y quien sabe qué más! Ya lo sabremos cuando vienen los inspectores de Sanidad, de Industrias, y de no sé qué más sitios!

Un servidor pintando un poco!
Continuará  :)



martes, 4 de junio de 2013

Plantando Nuevas Viñas



¡Por fin!

Después de unos diez (10)años pensándolo, hablándolo, y escribiéndolo, finalmente lo he hecho. He plantado unos 150 nuevas viñas en los espacios vacíos del viñedo de Carabaña.

Viñas recién plantadas, con sus tubos protectores


Decidí poner Tempranillo, porque el viñedo ya está plantado a Airén y Tempranillo, pero de tempranillo hay poco, solo suficiente para hacer una barrica de crianza. Vacilé un poco sobre si plantar una variedad diferente, como Malvar o Torrontés u otra, pero al final pensé que sería una tontería y una complicación, porque las cantidad de uvas de 150 viñas sería demasiado poca. Otra variedad para otro proyecto! :)

Más viñas recién plantadas
La decisión más importante no fue la selección de la variedad, sin la del porta-injerto. In este caso el criterio más importante a tener en cuenta fue que no es un viñedo nuevo que las viñas existentes (de unos 50 años de edad) están muy bien arraigadas y sus raíces son muy extendidas y profundas; y competirán brutalmente con las nuevas viñas bebés, que tendrán una dura lucha para sobrevivir y prosperar!  Así que el porta-injertos tuvo que ser uno vigoroso y fuerte. El porta-injertos que me fue recomendado y que hubo disponible se llamaba “Paulsen-1103”, que también es resistente a la sequía y a los suelos calizos.

Vista por el tubo

¡Bueno! Ya está la mitad del trabajo hecho. Para el año que viene quedan unos 100 viñas asilvestradas, es decire, donde la variedad injertada en su día ha muerto, pero donde sigue viva el porta-injertos. En estas habrá que podar, cortar y injertar.

Estas viñas están tan vigorosas que en verano se convierten en monstruos como esta:

Viña asilvestrada

Los minúsculos y numerosos racimos de una viña asilvestrada

Además, quedan unas 20-30 viñas que han muerto pero que habrá que cavar y sacar.

¡Qué bien! Estoy muy satisfecho y contento de haber hecho este trabajo. Se deprime uno cuando se aplaza y se aplaza algo durante tanto tiempo. ¡Digo yo!

 
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