miércoles, 22 de mayo de 2013

Hi-ho! Hi-ho! Me Fui a Fenavin


Ufff! Tres días en una feria como la de Fenavin fue demasiado para mi! Me lo pasé super-bien, en cuanto al aspecto social y al catar vinos se refiere, pero me resultó excesivo en cuanto al trabajo, es decir lo hacer contactos con importadores y distribuidores, etc. Básicamente, mi producción es tan pequeña, que ya tengo todos los importadores y distribuidores que necesito para este año! Además, el tener que ser amable y simpático a tanta gente durante tanto tiempo me agotó el alma! Hubiera preferido estar solo en el viñedo! :)


Nuestro stand "Caballo de Troya"
(mi barrica es la de la izquierda, con el cartelito de "Volveré")

Nos juntamos 14 productores para alquilar un espacio común con el fin de ahorar en gastos; todos somos más o menos pequeños productores artesanales de vinos ecológicos y/o naturales. Cada productor tenía una barrica para exponer y servir sus vinos.

Técnicamente y logisticamente todo funcionó a la perfección. Gracias a Jose Miguel Márques (Bodega Marenas) quien coordinó entre todos nosotros y la feria, y a Julian Ruiz (Esencia Rural) quien se ocupó de traer las barricas que usamos para exponer nuestros vinos.

Socialmente, "desvirtualicé" unos cuanto 'amigos' que conocía a través de Twitter y/o FaceBook, y también hice nuevos contactos, que habrá de virtualizar!

Acumulé una buena baraja de tarjetas de visita, pero las perdí todas, y ahora claro no me acuerdo de los nombres de toda la gente que vino a visitarme. Pero he aquí algunos de ellos:

Nacho Bueno, bloguero de vinos, sponsor de una de mis barricas de roble (ver este post), y colaborador en la creación del coupage "Las Cinco en Punto".

Ignacio Segovia, organizador del Winebus, que hace visitas de eno-turismo a bodegas dentro de un radio de unas 2 horas de Madrid. Ojalá me haga una visita a mi - ¡cuando tenga una bodega visitable un año!

Sam Caldwell, de SMC Fine Wines, distribuidor a restaurantes y enotecas en diferentes lugares de La Mancha.

Un trio de franceses (afincados en España): Carlos Campillo, del Petit Bistrot, el único bar/restaurante de Madrid que sirve exclusivamente vinos naturales; Benoit Valée, importador de vinos naturales franceses y españoles, para su nuevo local, L'Anima del Vi, en Barcelona; and Jean Jacques (apellido?) quien pronto montará un proyecto de vinos en Madrid.

Mar Galvan, somelier y escritora profesional (para Verema entre otras publicaciones), y quien me sacó esta foto:

Yo con mi barrica

Mónica Fernández Bobadilla, responsable de exportación de Pago Casa del Blanco, quien vino a visitarme varias veces al día, para que pudiera quitarse sus zapatos de tacones y relajarse un poco de su proprio stand que era muy serio y corporativo!

quien más? ...


Tengo dos ancdotas que contar - y ambas tienen que ver con la comida y con el vino! ¡Qué sorpresa!

Martes noche

Despues de cerrar el chiringuito a las 19:00 (lavar compas, ordenar un poco el espacio, etc), estaba pululando por allí pensando en que hacer para cenar, cuando mi dilema fue resuelta por Samuel Cano (vinos El Patio), que había reservado una mesa para 10 y me invitó. Así que fuimos en coche a Daimiel (a unos 20 minutos de Ciudad Real) y aparcamos al lado del restaurante - cosa que no se puede hacer nunca en Madrid! Era un edificio bajo, blanco tradicional, en el pleno centro de Daimiel. Se llamaba El Bodegón. Dentro, el ambiente y la decoración eran buenisimas (estilo tradicional, con tejas, ladrillos y vigas de madera vistos). De hecho era una bodega antes de convertirse en restaurante y han mantenido algunas maquinas y elementos para la decoración. En el sótano estaban unas tinajas o 'conos' de unos 15,000 litros; habian cortado una pequeña puertecita en cada una para acceder a su interior - y dentro de cada tinaja había una mesita para dos! ¡Qué romántico! ¿A qué sí?

Nosotros nos sentamos en una mesa redonda en la planta baja. Me estaba esperando comida tradicional manchega, tipo carne asada, migas, etc, en fin cosas que te llenan mucho! Pero una sorpresa me aguardaba. Resulta que el restaurante hace 'nouvelle cuisine' o 'fusión' o como se llame. Así que nos sirvieron plato tras plato (perdí la cuenta al 12º) de delicados y complejos delicias (minúsculas porciones en enormes platos!). Eran todos buenisimos e interesantes y sabrosos, pero creo que no es mi estilo. Era la primera vez en mi vida que probaba la cocina 'fusión' y me alegro un montón de haber tenido la experiencia. Pero no creo que repitiré, si existiesen otras opciones. Creo que nos trataron muy bien (ya que Samuel es amigo del dueño!) porque 'solo' pagamos €55 cada uno. Esa es una cifra enorme para mi para gastar en una cena, pero al fin y al cabo me alegro de haberlo gastado! A la salida vi un menu en la puerta principal y vi que cada uno de aquellos platitos valían unos €20! ¡Cada uno! Enfin, una experiencia interesante.

Miercoles noche

Repetición de la jugada. A las 19:00 estaba pululando otra vez por el stand, y en esta ocasión, mi problema de donde ir a cenar fue resuelto por Roberto (apellido?), bodeguero de Las Suertes del Marqués (Tenerife). Estaba recogiendo botellas de vino e invitando a gente a una paella en la casa rural donde se alojaba. En Alcolea de Calatrava, a unos 20 minutos de Ciudad Real. Era una especie de chalet adosado con un gran patio atrás.

Estaban previstas dos paellas (una de verduras y otra de marisco) pero desgraciadamente un francés estaba encargado, y quemó una de ellas! Se trataba de Sabastien (apellido?) quien hace vinos naturales en Alicante. Pero, ¡a lo importante!  Roberto había acumulado unas 28 botellas de vino, que todos catamos a ciegas, a ver si podiamos adivinar por lo menos la variedad y la region. Me encanta catar a ciegas, aunque nunca acierto. Esa noche había bastantes catadores expertos presentes (como Juan Ponce, Gregory Perez, Mar Galvan, Alfredo Maestro, entre otros) así que me limité a catar y a escuchar y a aprender.

Al vino #12, más o menos, creí que sabía que vino ero, pero no me atreví a decirlo. Y de hecho, cuando se destapó la botella, habría tenido razón. Un Albillo criado en barrica. Luego al vino #20+, estaba casi seguro que era una Garnacha. Los expertos vacilaban y no deían nada, así que esta vez me atreví y lo dije. Y tenía razón!!!   Eso quiere decir que si catas mucho y te recuerdas de las aromas y sabores, puedes aprender de verdad!  Creo que conseguí identificar la Garnacha porque suelo catar muchas Garnachas cada vez que puedo, cosa que llevo haciendo unos tres años. Sin embargo, no pude identificar la región. Ni ninguno de los otros 26 vinos!

Alredador de la medianoche, la paella estaba en su punto. ¡Salió buenisima!


La paella haciendose

A continuación, hubo más vino y más conversación sobre vino, hasta las 4 de la madrugada. Hablamos de vinos durante 8 horas, y tan a gusto! Era increible. Nadie habló de futbol, de política, de películas, o de ningúna otra cosa sobre que la gente normal suele hablar! Fue fantástico.

Debo decir que me tocó a mi conducir, y que me porté bastante bien! Incluso escupí (casi) todos los vinos que caté a ciegas, y luego dejé de beber alcohol después de la paella. Lo que me lleva a mi última anecdota: estaba conduciendo de vuelta a nuestra casa rural con Alfredo Maestro, quien se había quedado dormimido nada más meterse en el coche; y ni siquiera se despertó cuando me paró la policia local y tuve que darles documentos y explicaciones!!!!  No me hicieron test de alcolemia, pero creo que lo habría superado. Enfin, en casa y en la cama a las 5:00.

Conclusión

¿Iría a otra feria parecida a Fenavin?  Pues, para catar vinos, y para cenar bien, y para hablar de vinos, "sí". pero, para vender vino o 'hacer contactos' no me iría a una feria de tres días.

Y hablando de comida, voy a terminar este post con una gran queja contra España y los españoles - porque llevo un monton de tiempo viviendo aquí, y pagando impuestos aquí, así que creo que tengo el derecho de quejarme! :)  Y me quejo de la calidad (y de la cantidad) de los servicios de restauración en la feria. Tan mala era que me daba vergüenza ajena. Para atender a miles de personas solo había una cafetería/restaurante funcional y cutre como los que se encontraban en los aeropuertos y estaciones de trenes, en los años 80! No había servicio a las mesas, y solo había dos camareros intentando atender a una horda de clientes. Yo consequí una cerveza después de unos 15 minutos de espera, solo porque vi a un amigo que estaba siendo atendido y me colé! Ni me molesté en intentar conseguir algo de comer, sino me salí fuera de la feria. Pero allí la situación era parecida. Había una calle con unos 5 bar/restaurantes. Pero, ¿Habían comprado más comida de lo habitual durante los días de feria? ¿Habían contratado a más camareros? ¿Habían puesto más mesas? No, ¡qué va!  Pero, ¿en qué estaban pensando los
organizadores de la feria, y los dueños de esos restaurantes? No lo entiendo, de verdad. ¿Qué impresión se
llevarán a su casa los visitantes extranjeros? ¿Qué pensarán de las capacidades organizativas de los españoles?

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